Coincide con el Día de San Jerónimo, considerado como el primer traductor y el patrono de quienes se dedican a la traducción.
San Jerónimo tradujo la Biblia al latín, por allá en el 383 d.C., versión denominada “Vulgata” (probablemente llamada así porque el latín era la lengua del pueblo, y hasta ese entonces la Biblia solamente se encontraba disponible para quienes conocían el griego y el hebreo) y, además, hizo toda una defensa de su traducción en la época, con un documento que se considera como el primer tratado de traductología.